Infectado [One-shot]

13 enero, 2010

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Título del Fic: Infectado

Autora: Replaced Memory [Mine]

Fandom: DBSK ( TVXQ, Tohoshinki ó como le gusten llamar xD)

Género: Drama, Romance

Parejas: Líder x alguien : )

Rating: G / E ( for everyone *la zapean* : D)

Resumen del fic:

Ya se imaginaba inerte y frágil, postrado en una cama de hospital. Incapaz de hacer nada por sí mismo, tan sólo mirando ese blanco techo, aspirando aquél aroma a fármacos, alcohol etílico, detergente para pisos y sangre humana.


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Infectado


Un muchacho alto y de cabellera castaña se encontraba sentado en su mesa-banco, viendo a la nada y con su celular en mano. La clase de biología acababa de terminar, por tanto, todos sus compañeros aprovechaban en hacer escándalo mientras su profesora de cálculo llegaba. Todos menos uno, aquél muchacho con expresión ausente, que permanecía inmóvil con su celular en mano.

Se preguntarán por qué es que el muchacho se encontraba en aquél estado. Bueno, la razón no era nada más y nada menos que un virus, pero no cualquier virus.

Apenas ayer se había dado cuenta de que estaba infectado y, al momento en que entraba al salón de clases, reflexionaba sobre su enfermedad. Ésta era una epidemia que se había presentado desde que inició el año escolar, hace dos meses. Una enfermedad con síntomas estratosféricos y una gran capacidad de contagio, algo que afectaba principalmente al corazón y que contaba con el potencial para destruir por completo el órgano antes mencionado.

Casi parecía algo sacado de una de esas películas de ficción sensacionalista.

-¿Estás bien?- se escuchó a una suave voz preguntar. Aquella pregunta iba dirigida al muchacho que, con desgano, fijó sus ojos en la persona que sin reparos había interrumpido sus monólogos internos.

Y ahí estaba él, ni más ni menos. Allí estaba la persona que lo había desgraciado con tan abominable enfermedad. Al verlo, el castaño ya no sabía si explotar en cólera ó simplemente sonreírle con dulzura.

-Estoy bien…- respondió el joven con voz quedita.

La persona causante de su contagio siguió observándolo por unos segundos y, después de dedicarle una sonrisa, se marchó.

El muchacho de cabellera cobriza tan sólo se quedó mirando como la espalda de aquél chico se perdía a lo lejos. En esos instantes fue que su corazón comenzó a presentar síntomas muy graves, latiendo con euforia, casi saliéndose de su caja torácica. A la vez, sus arterias pulsaban intensamente, bombeando sangre a mil por hora.

Ya se imaginaba inerte y frágil, postrado en una cama de hospital. Incapaz de hacer nada por sí mismo, tan sólo mirando aquel blanco techo, aspirando aquél aroma a fármacos, alcohol etílico, detergente para pisos y sangre humana. Tan carente de fuerza como un hombre altruista al cual le habían arrebatado sus sueños y utopías de un mundo puro y sin corrupción alguna.

Así, en su mente se dibujaban imágenes de los zapatos clínicos de los doctores, blancos, limpios y presurosos por colocarle otro tanque de oxígeno o proporcionarle más medicamentos; pero él sólo podía estar ahí, yaciendo en aquella cama dura, añorando el pasado en el que la salud era abundante y su corazón se encontraba en perfecto estado.

Una lágrima transparente se deslizó por su mejilla, la impotencia e inseguridad secretándose por cada uno de sus jóvenes poros.

Si tan sólo hubiese tomado más precauciones, si se hubiera preocupado por protegerse más, por evitar aquella tremenda enfermedad a como diera lugar…

Pero las cosas no habían sucedido así porque, cuando menos lo había pensado, su cuerpo ya no le respondía como antes. Incluso su mente ya no podía ser controlada del todo por él.

Se había convertido en una marioneta más de aquella grave enfermedad.

De pronto, cuando seguía hundido en sus pensamientos, un suave algodón, tan terso como la seda más fina, acarició sus mejillas y secó todas sus amargas lágrimas.

Giró la cabeza, percatándose de que aquél suave algodón era en realidad la mano de una persona y, siguiendo con la mirada aquella mano, además de la extensión de su delgado brazo, los ojos de el castaño dieron con un dulce y fino rostro, poseedor de esas manos tan llenas de gracia.

Era él de nuevo.

-¿Por qué lloras, Yunho?- cuestionó con gesto preocupado, acariciando los cabellos del castaño de forma consoladora.

No tenía ni idea de que él era el principal causante de aquellas lágrimas. No se imaginaba que por su causa Yunho era ahora un manojo de nervios, un laberinto sin fin de sentimientos enredados.

Ahora, por culpa de esa persona, él se había convertido en un ser que no poseía control sobre sus acciones y que ya ni siquiera se pertenecía a sí mismo.

Los ojos vidriosos de Yunho se apretaron con fuerza, intentando controlar sus necias lágrimas.

-Estoy enfermo, Jaejoong- respondió mirándolo a los ojos, sintiendo de nuevo como su corazón latía con desesperación.

Jaejoong suprimió un gemido de sorpresa y se mantuvo estático hasta que Yunho continuó hablando.

-Jaejoong… me he infectado de aquella epidemia que comenzó a esparcirse hace dos meses- los labios del castaño se movían temblorosos, viendo la expresión de desdén en el rostro del pelinegro.

-Yo…lo siento…no quise...- musitó el más bajo, apartándose bruscamente de Yunho.

El castaño sonrío amargamente.

-Ya no hay nada que hacer, Jae. No ha sido tu culpa de todas formas-

-Pero… si lo es. Sí es mi culpa- la tímida confesión del pelinegro llegó a los oídos del más alto, que se confundió de sobre manera.

- ¿De qué hablas?-

Jaejoong bajó la mirada y empezó a juguetear nerviosamente con los dedos de sus manos.

-Yo he estado infectado desde el principio, Yunho- alzó la vista por fin, encontrándose con el gesto estupefacto del moreno.- Nunca te lo dije, porque en mi interior guardé siempre el deseo egoísta y sucio de que tú también resultases infectado con este virus-

Jaejoong se fue acercando lentamente a Yunho y, con delicadeza, colocó una de sus manos sobre el pecho de éste último.

-Ésta enfermedad es una de las más letales que hay en el mundo. Es cruel, despiadada y destructora. Ésta enfermedad de la cual te he contagiado sé que es capaz de consumir tu corazón en un abrir y cerrar de ojos - el pelinegro hizo una pausa y tomó una de las manos del castaño para colocarla sobre su propio pecho - Ahora que los dos nos hemos infectado con este virus llamado “Amor”… nuestro destino será perecer y sufrir el uno por el otro. Pero ¿Sabes?...- las comisuras de los labios de Jae comenzaron a arquearse, formando una sonrisa - Hay una cura…-

Yunho sentía como el corazón de Jaejoong latía con euforia, mientras su pecho parecía arder al tacto. Sin duda los dos ya estaban muy infectados.

- ¿Cuál es esa cura?- cuestionó el moreno con un nudo en la garganta.

- Permanecer juntos- respondió Jaejoong mientras tomaba la otra mano del castaño y, suavemente, entrelazaba sus dedos con los de él.





FIN

4 comentarios:

Asumi dijo...

q hermoso *-*
al final fue una hermosa infeccion
y bueh...yunnie no t culpo..
jae a muchas nos infecto igual XDDD
ahora solo se tienen q seguir infectando juntitos *-*
y kedarse asi para siempre *O*

Replaced Memory dijo...

*-* AWS, gracias por leer!~~
vamos a infectarnos con amor! XDD (wtf) <3

Scandal_girl dijo...

Jae tu tmb me infectaste de esa hermosa enfermedad xD
que hermoso final
lo dos bien enfermitos :D
sigue escribiendo
y ahora si a dormir que ya son las 2am y tengo que ir a la escuela en unas horas xD

Anónimo dijo...

Owww que bonitoooo
Me gustan los fianles felicees TuTU
pk osea es feliz
digo
estaran juntos y asi no sufriran *O*
lo ameee
Gracias ~